El fin de un estatus con más de 200 años de antigüedad ha generado un gran revuelo y divide profundamente. Este régimen, especialmente atractivo, estaba destinado a los expatriados que residían en el Reino Unido sin estar domiciliados allí a efectos fiscales.
Sin emitir juicios, este cambio puede parecer brusco y sorprendente. No obstante, a través de esta ambiciosa reforma, el Reino Unido expresa su voluntad de limitar las vías de evasión fiscal, fomentar una mayor equidad y hacer que todos contribuyan al esfuerzo nacional.
Establecido en 1799, este estatus ofrecía principalmente las siguientes ventajas:
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Evitar la imposición sobre los ingresos extranjeros, siempre que no fueran repatriados al Reino Unido durante un período de quince años.
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Planificar la sucesión de forma favorable, manteniendo el domicilio fiscal fuera del Reino Unido.
Será reemplazado por el régimen llamado “Foreign Income and Gains” (FIG), basado exclusivamente en la residencia fiscal. Este nuevo marco, naturalmente, es mucho más restrictivo.
Sin entrar en los detalles técnicos del FIG —y, nuevamente, sin emitir juicio—, se han identificado los siguientes impactos potenciales:
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Menor atractivo fiscal para instalarse o permanecer a largo plazo en el Reino Unido.
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Riesgo de doble imposición para quienes poseen estructuras offshore complejas.
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Necesidad de reorganizar trusts o holdings extranjeros, especialmente en previsión del impuesto sobre sucesiones (IHT).
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Posible sujeción de una gran parte del patrimonio global a un impuesto del 40 %.
Más allá de las percepciones o conjeturas, nuestra actividad en el ámbito del reclutamiento en gestión patrimonial refleja efectos tangibles.
Antes incluso de hablar de salidas, Londres —anteriormente considerada una de las plazas más atractivas para desarrollar una carrera— está perdiendo parte de su atractivo. Los debates sobre el endurecimiento fiscal y la incertidumbre económica limitan la llegada de nuevos talentos.
Para mantener su atractivo, la presión recae ahora sobre los empleadores. Si quieren seguir atrayendo perfiles de alto potencial, deberán ofrecer paquetes salariales más competitivos.
Además de atraer, ahora también es necesario retener. En 2024, se estima que unos 10.800 millonarios han abandonado el Reino Unido, lo que supone un aumento del 157 % respecto a 2023. Esta evolución puede atribuirse en parte a la anunciada supresión del estatus “Non-Dom”.
Antes, plantearse abandonar el Reino Unido era una mera curiosidad. Hoy, algunos candidatos ya han dado el paso. Este movimiento suele estar motivado por las decisiones de sus propios clientes acaudalados, lo que tiende a amplificar el fenómeno.
En la práctica, estas salidas benefician a plazas financieras que se han vuelto más atractivas, como los Emiratos Árabes Unidos, Suiza, Italia, Mónaco o Portugal.
¿Podemos imaginar que una plaza financiera de tal envergadura entre en declive de forma duradera? Esperemos que sus dirigentes logren adaptar las reformas necesarias para que “The City” siga siendo “The City”.